viernes, 14 de octubre de 2011
Ele tres
lunes, 11 de julio de 2011
Uve dos
Eme uno
E.P.S
Pero el llanto es un perro inmenso,
El llanto es un ángel inmenso,
El llanto es un violín inmenso.
Las lágrimas amordazan al viento,
Y no se oye otra cosa que el llanto.
[...........................................]
No te conoce nadie.
No.
Pero yo te canto.
Yo canto para luego
tu perfil y tu gracia.
la madurez insigne
de tu conocimiento.
Tu apetencia de muerte
y el gusto de su boca.
La tristeza que tuvo
tu valiente alegría.
[...............................]
La tarde loca de higuera
y de rumores calientes
cae desmayada en los muslos
heridos de los jinetes.
Y ángeles negros volaban
por el aire de poniente.
Ángeles de largas trenzas
y corazones de aceite.
Federico García Lorca
domingo, 10 de julio de 2011
Hoy hace exactamente un tiempo que te conozco
jueves, 28 de abril de 2011
Cuento sin hadas
miércoles, 27 de abril de 2011
Fue como un cuento
(2)
martes, 26 de abril de 2011
(1)
lunes, 25 de abril de 2011
Dos palabras y ocho letras para que me quede a tu lado
Alas al amar
(..)
Cursación de lugares
Tras años y años de guitarreo volvió a su pasado, a su clásico pasado como un chico del coro más.
domingo, 24 de abril de 2011
(.)
La niebla envolvía nuestros cuerpos. Una espesa, fría y blanca capa de sinceridad que mantenía nuestros cuerpos el uno contra el otro. Una niebla acompañada de acordes fríos de amor y de “Te quiero”. Cada acorde era un “Te Quiero” que jamás no habíamos podido decir. La niebla, sus acordes y el silencio de los coros formaban la banda, la banda sonora jamás escrita para un soneto a dos voces; las tuya y la mía. Dos voces que jamás pudieron decirse lo que sentían y que nunca se encontrarían hasta hoy.
El tiempo, aquel publico exigente, jugaba en nuestro favor.
Millones de te quiero se deslizaban tímidamente por tu piel y mis labios, esperando desaparecer en tus labios, tus besos, mi boca.
Solo nos faltaba un último impulso para poder terminar la canción. Un impulso que ninguno nos atrevíamos a dar, hasta que una fuerza superior a nuestras mutuas atracciones sobre el contrario nos unió. Pude sentir tu tez tocando mi pelo, a la misma vez que yo profundizaba en tus ojos intentando buscar el final de un laberinto del que nunca quise salir.
A mitad de camino entre tus labios y mi cuerpo, la niebla apremió y empezó a hacerse más densa a medida que nuestros labios avanzaban hacia el fin del soneto. Pude sentirlo, sentir como tus cálidos labios se abrían paso entre la frialdad de los míos. Pero, en un abrir y cerrar de ojos, deje de sentirte. Tus labios se marcharon, tus brazos me repudiaron y tu cuerpo me abandonó en la oscura y fría noche castellana.
Dificultosamente, pude ver tu cuerpo alejándose en la oscuridad de la noche, mientras que alguien susurraba mi nombre sin cesar.
Desaparecías, lentamente, mientras que intentaba seguirte, pero me fue imposible.
Imposible de seguir, imposible de pensar, imposible de soñar.
¿Y donde estabas tú, mientras que mi corazón suplicaba terminar esta canción? LEJOS.
Y en el mismo instante que tu cuerpo desapareció, mi cuerpo yació en el frío suelo de la ribera del majestuoso río de la desesperación. La voz.
Desapareció junto a ti, junto a los acordes de la canción, junto a la niebla que envolvía nuestros cuerpos, juntos con los “Te Quiero” que nunca nos dijimos, junto con nuestro amor.
El tiempo apremiaba, los coros se callaban y mi cuerpo moría lentamente en la solitaria y oscura noche, mientras que pequeñas lágrimas corrían por mis mejillas pensando en el final.
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Volví al principio, a la canción con los acordes de una sola voz, como antes de que tú aparecieses en mi vida; a la canción de la que solo era protagonista yo y mi agonía, mi agonía por el fin de mis días sin ti; a la canción donde los coros narraban mi soledad; a la canción donde tiempo no era más que un mero compañero de regañinas y desesperos; a la canción.
A la canción donde solo estábamos tú y yo.
*
*
*
Hoy te necesito más que nunca
Acabo de releer la última carta que me mandaste. Cada palabra, cada punto y aparte... Cada todo se me clava en el interior del corazón. Puedo sentir cada trazo, cada gota de tinta que plasmaste, cada palabra haciendo mella en mi. Y, aunque es romper el juramente, necesité fumarme el último cigarro de nuestra caja de momentos.
Con la primera calada pensé el porque yo, con la segunda el porque nosostros y con la tercera el porque todo.
Todavía sigo sin tener el valor suficiente de mirarme al espejo y verme la cara. Un reflejo distinto del mio, un reflejo que todavía me está pasando factura.
La cuarta calada me recordó unas últimas palabras que me marcaran para siempre. Unas palabras que son difíciles de olvidar, unas palabras que dudo que vuelvas a pronunciar.
La quinta calada me llevo al banco, nuestro banco de los grandes momentos, momentos pasados que siguen muy vivos en mi presente y de los cuales vivo sin vivir.
La sexta calada me transporta a tu última carta, la cual leí más de cincuenta veces, la cual nunca perecera en el olvido, la cual me lleva a escribirte esto.
Antes de terminarme el último de nuestros cigarros he de confesarte que esto no es más que una excusa para hablar conmigo, para intentar perdonarme por errores pasados, por hacer que la vida que me queda no sea de tristes recuerdos afincados en el ahora. Si pudieras estar aquí me obligarías a perdonarme, aunque se que tu ya lo has hecho, pero yo no puedo. Cometí grandes errores, entre ellos el peor, y por eso, además de pedirte perdón, inhalo la última calada de nuestro último recuerdo.
Una última calada que es amarga, con cierto sabor a errores del pasado y humo del mañana. Un mañana del que tengo miedo de que llegue, un mañana lejos sin ti, un mañana en el que me encuentro solo.
¡Ojalá pudieras estar aquí! ¡Ojalá esto fuera un mal sueño del que pueda despertar! ¡Ojala que algún día me pudiera perdonar!
'God, I miss you and I forgive you"
Y de nuevo, con la mirada perdida y sujetando con ambas manos aquel café torrefacto, recreó por última vez la mejor escena de su vida mientras sujetaba aquel pedazo de papel intentando darse jaque y mate.
Tras los ojos, se escondía tu paraguas amarillo
He recorrido todas las calles, todos los rincones posibles en su busca... Pero ella no estaba. Sabes que nunca he tirado la toalla, pero por primera vez estoy apunto de hacerlo.
Ya no se donde buscar, donde indagar. Tan solo tengo una foto y un montón de recuerdos en la mano. Ahora más que nunca es cuando necesito tu ayuda. Me queda un último cartucho de pólvora en la reserva, un cartucho que tu siempre has intentado que tirase, pero ahora más que nunca lo necesito. Se que es fallar a nuestra promesa, que es meter el dedo en la yaga, que es mantener vivo tu recuerdo. Tengo la escopeta en una mano y la pólvora en la otra, tan solo un disparo y la encontrare...
Los minutos ya han pasado y todo lo que he obtenido ha sido una dirección y una hora. Deséame suerte, la voy a necesitar.
* * * * *
Ayer fue una tarde un poco rara. Como te conté use el último cartucho de pólvora que tenía en la reserva, y hacerte de pleno. En la dirección y la hora exacta yo estaba allí. Solo, bajo la lluvia con tu paraguas amarillo en mano. Tras media hora de espera, una voz a lo lejos coreaba mi nombre. Al girarme la pude ver. Sin mediar palabra alguna me abrazó y se puso a llorar. Tan solo un café rompió el hielo de aquella incómoda situación. Tu nombre lo evitó tantas veces que apenas pude seguir el hilo de la conversación. Lágrimas saladas y largos tragos de mocca blanco acompañaros sus sollozos. Tras horas y horas de silencios incómodos y miradas vacía de expresión, decidimos dar un paseo. Acabamos donde siempre, pero no los de siempre. Un grupillo de hormigas se acercaron a nosotros preguntando por ti, pero rápidamente se percataron de la situación.
Creo que he cumplido mi parte, que me he esforzado como nunca en mí vida, creo que estoy preparado.
"Ahora más que nunca te necesito"
¿Quién es ella?
Aún todavía sigo pensando en como contestarte, en como olvidar el vacío azul que hay en tí, en como recuperar todo aquello que he perdido estando a tu lado, en como hacer que sea feliz.
Sobran las palabras, pero tu eres la respuesta a todas tus preguntas, y yo tan solo soy el simple color verde que inspira tus obras. A tu lado pasé hambre y sueño, miedos y pesadillas, revoluciones y conquistas, amores y ...
Tengo miedo a volver a encontrarte, a caer en la trampa cual ratón al queso, en fallar a mis pensamiento, en dejar de que ilustres mis más célebres recuerdos plasmados en este simple pergamino.
A lo lejos sigo oyendo tus pasos, tras cada esquina oigo tus latidos y cada noche tus recuerdos. Necesito que vuelvas pronto para volver a hacerme daño, para poder sufrir, para volver a sentirme realizado.
Kilómetros nos separan, pero sabes que mi corazón permanecerá siempre junto a la persona que me lo robó, junto a la persona que me hizo vivir los mejores momentos de mi vida, junto a la persona que amo.
Ella es alta, de pelo pargo moreno, ella es la musa de mis sueños, ella es quien ocupa todos mis pensamiento, ella me hace perderme en la profundidad del azul, ella jamás me querrá tanto como tú, porque tan solo tú eres el dueño de todo aquello que me rodea, tan solo tú es la mujer con la que mi vida acabaré.
Hoy la princesa se viste de fresa
Hoy la princesa se viste de fresa. Desfila ante una multitud de ojos espectantes a su paso. paso a paso, da las gracias a todo aquello que la ha apoyado. Hoy la princesa calza de rosa. veintidos pasos dejan atrás a todas y cada una de las personas con las que ha compartido todos cada uno de los momentos de su vida. Al final del largo rojo paseo, espera alguien oculto tras las tinieblas. Las voces empiezan a desaparecer lentamente. Paso que da, paso que deja. Lágrima que cae, lágrima que desaparece. La princesa cada vez está más cerca de su destino final. Una larga e intensa luz blanca aparece de la nada, dejando ver una simple silueta tendiendo una mano. La princesa ya no llora, la princesa sonrie. La princesa avanza con decisión, sin timidez.
La princesa ya ha llegado, la princesa atrás todo lo ha dejado. "Princesa, sonrie y se feliz".
La princesa acepta la mano tendida, la princesa acepta su destino. Un aura de felicidad los recubre.
PRINCESA, AVANZA, YA HAS ACEPTADO TU DESTINO
Haces que mi cielo vuelva a tener ese azul
No ignoro que el recurso de beber es un viejo truco pero ¿conoces
tú alguno más eficaz para escapar de ti mismo?
Si robas, que sea un beso. Si lloras, que sea de alegría. Si pierdes, que sea el miedo y si ganas, que sea un verdadero amigo porque el valor de las cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad con las que suceden. Esa es la razón de que existan momentos inolvidables, cosas inexplicables y personas incomparables...
Tu me enseñaste que no existen los límite, Little Ashes
Me encuentro en una cárcel
de barrotes oxidados,
de recuerdos olvidados,
de besos envenenados.
En la cual, solo tu presencia,
desde mi divina conciencia,
congela en mi cerebro
aquellos tus perfumes viajeros.
Aquellos, que fueron
… y vinieron
y que jamás perecieron
entre tus labios pasajeros.
Junto a ti viví,
sentí y descubrí,
gocé y amé
aunque jamás lloré.
Porque tú me dejaste,
maltrataste y abandonaste
y ahora regresaste
aunque no quiera recuperarte.
Porque tú presencia
vuelve a mi maldita presencia,
terminando con mi paciencia,
pidiéndote clemencia.
Porque mi vida ya empecé,
porque lejos de ti disfruté,
aunque no diga que no te deseé
y entre tus labios me imaginé.
Porque fuiste todo,
y a la vez nada,
por eso esta vez
te pido que te vayas.
Porque he sabido ser feliz,
porque no quiero volver a sufrir,
porque te quiero…
Y eso es suficiente para que tu
y yo podamos vivir
ese cuento de hadas que
un día dejamos sin fin.