domingo, 24 de abril de 2011

Tu me enseñaste que no existen los límite, Little Ashes

Me encuentro en una cárcel
de barrotes oxidados,
de recuerdos olvidados,
de besos envenenados.

En la cual, solo tu presencia,
desde mi divina conciencia,
congela en mi cerebro
aquellos tus perfumes viajeros.

Aquellos, que fueron
… y vinieron
y que jamás perecieron
entre tus labios pasajeros.

Junto a ti viví,
sentí y descubrí,
gocé y amé
aunque jamás lloré.

Porque tú me dejaste,
maltrataste y abandonaste
y ahora regresaste
aunque no quiera recuperarte.

Porque tú presencia
vuelve a mi maldita presencia,
terminando con mi paciencia,
pidiéndote clemencia.

Porque mi vida ya empecé,
porque lejos de ti disfruté,
aunque no diga que no te deseé
y entre tus labios me imaginé.

Porque fuiste todo,
y a la vez nada,
por eso esta vez
te pido que te vayas.

Porque he sabido ser feliz,
porque no quiero volver a sufrir,
porque te quiero…

Y eso es suficiente para que tu
y yo podamos vivir
ese cuento de hadas que
un día dejamos sin fin.

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