sábado, 1 de agosto de 2015

Uve Ocho

Y de repente todo es oscuro, inhóspito, desconocido. Mis piernas me llevan por lugares que jamás he recorrido, sitios que no existen en los mapas, recovecos que huelen a incertidumbre.
No quiero, pero sigo, hacia delante, como alguien me enseñó alguna vez.
Siento miradas en mi espalda, en mis pisadas, voces en mi cabeza, destellos en la penumbra... Siento que no es la primera vez que estoy aquí, pero todo es tan confuso que no soy capaz de recordar.
Se descubren luces en mis pasos, estrellas en la senda, alguien al final del camino.
Me paro, respiro, exhalo, cierro los ojos... e imagino.
Suena una voz, en la lejania, que se acerca tímidamente, que me rodea, que me mira a los ojos y me invade todo el cuerpo.
Abro los ojos, miró a mi alrededor, aturdido, intentando dibujar la silueta, su silueta, tu silueta.
Mis pies no responden, pero necesitó acercarme, comprobar que eres tu, tocarte, abrazarte, sentirte... Pero todo se vuelve negro.
Y de repente todo vuelve a ser igual, todo sigue siendo un sueño, todo sigue siendo mi sueño.
Mi sueño de tenerte cerca, de poder verte una última vez, de poder sentirte a mi lado, de saber que no edtoy sólo, de ser feliz por un momento...
Pero es solamente un sueño, uno de tantos que se repiten, donde estamos solos tu y yo, lejos del mundo, siendo feliz, siendo yo.
Porque yo soy el que queda de los dos, el que nunca se ha marchado, el que nunca ha aprendido, el que nunca será feliz.
Y jamás lo podré ser, no por ahora, no si tu no estas junto a mi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario