lunes, 11 de julio de 2011

Uve dos

Hoy vuelves a agachar la cabeza y alejarte de mi lado.
Hoy vuelves a demostrarle al mundo el gran cobarde que eres.
Hoy promulgo tu nombre para saciar mi sed de venganza.
El tiempo acabó en tu partida, las monedas de tu bolsillo se las tragó la máquina y tu turno de juego por fin pereció.
Hoy empiezo yo una nueva partida, hoy escribiré mi nombre en el primer puesto del ranking de puntuaciones, hoy veo el juego desde otra perspectiva.
Me he pasado toda mi vida esperando este momento y voy a disfrutarlo más que nunca, voy a saborearlo segundo a segundo y voy a retratar tu cara de sufrimiento para la posteridad.
Mi estrategia está planificada al milímetro, mis armas de juego cargadas y listas para empezar y mi escudo preparado por si pretendes atacar.
A partir de hoy nada va a volver a ser lo mismo para ti.
Hoy, más que nunca, tú me has hecho fuerte, me has hecho inmune, me has demostrado cuanto capaz eres.
¡No huyas cobarde! Plántame cara, como tantas veces has hecho, intenta destruirme como solo tu sabes, prueba a usar tus armas contra mi, haz que me arrastre pidiéndote perdón y clemencia. Hoy... Hoy no es un día normal, hoy no es un día cualquiera. Hoy es el día en el que las cosas van a cambiar, hoy es el día en el que voy a empezar a ser feliz, hoy es el día en el que me voy a poder mirar en el espejo y reconocer quien soy.

Eme uno

Veo luces a lo lejos, que me recuerdan a ti.
Oigo palabras ajenas, que suenan a ti.
Siento caricias tiernas, que me llevan a ti.
Vivo, sin sentirme vivo, porque te alejaste de mi.
Todo parecía más fácil cuando tu estabas aquí,
cuando me mirabas a los ojos,
me cogías de la mano,
acercabas tus labios
y me susurrabas que todo iba a salir bien.
Todo era más fácil antes de partir.
Hoy aquí me encuentro,
rememorando viejos tiempos,
reviviendo olvidados sueños,
añorando desaparecidos besos.
Porque hoy, en mi velada solitaria,
el viento me preguntó por ti.
Porque hoy, entre mis negros sueños,
creí ver tu rostro.
Porque hoy, más que nunca hoy,
necesito volver a oír tu voz.
Hoy te echo de menos.
Hoy ya no confío más en el tiempo
y en sus enfermeros.
Hoy me he dado cuenta
de que no soy feliz.

E.P.S

Mil violines caben en la palma de mi mano.
Pero el llanto es un perro inmenso,
El llanto es un ángel inmenso,
El llanto es un violín inmenso.
Las lágrimas amordazan al viento,
Y no se oye otra cosa que el llanto.
[...........................................]
No te conoce nadie.
No.
Pero yo te canto.
Yo canto para luego
tu perfil y tu gracia.
la madurez insigne
de tu conocimiento.
Tu apetencia de muerte
y el gusto de su boca.
La tristeza que tuvo
tu valiente alegría.
[...............................]
La tarde loca de higuera
y de rumores calientes
cae desmayada en los muslos
heridos de los jinetes.
Y ángeles negros volaban
por el aire de poniente.
Ángeles de largas trenzas
y corazones de aceite.
Federico García Lorca

domingo, 10 de julio de 2011

Hoy hace exactamente un tiempo que te conozco

Hoy hace exactamente un tiempo que te conozco. Un tiempo en el que he podido disfrutar de tu lejana presencia, de tu escondida inocencia, de tus tímidas palabras. Hoy, y echándote de menos, he visto tu sombra entre mis recuerdos, he viajado a otro tiempo, he recordado otros sueños.
Cada noche revivo el mismo sueño. Estoy solo frente al examen más importante de mi vida y cuando me dispongo a leer el cuestionario, me doy cuenta de que llevo todo este tiempo estudiando el temario equivocado.

Hoy hace exactamente un tiempo que te conozco. Un tiempo en el que te he echado de menos, en el que he notado tu omnisciente presencia, en el que he llorado en silencio. Hoy, en concreto cada noche, reviviré todos aquellos momentos que quedan en el desván del tiempo pasado, releeré las lineas del abecedario y seguiré echando de menos todo aquello que me dijiste en las noches de silencio.

Hoy hace exactamente un tiempo que te conozco. Un tiempo en el que he sido completamente feliz, en el que he sabido dosificar todos mis miedos, en el que he sabido verte en las sombras de a lo lejos. Cada noche leeré las cuatro lineas que me marcaste, lloraré en silencio tus lágrimas y despertaré completamente feliz porque un día más estás omniscientemente a mi lado.

Hoy hace exactamente un tiempo que marqué en mi calendario la fecha del adiós. Cada noche te recuerdo.